Al final la llevé a la residencia y estoy contenta. Pasó una semanita y aunque el día que la dejamos fue horroroso porque la oíamos llorar una barbaridad (los lloros siguen en mi cabeza, los de ella, los de mi marido y los míos!!!), se acostumbró bastante bien a estar allí y al ir a recogerla estaba por la zona de césped correteando tranquila. Nos dijeron que al llevarla a los 8 meses era muy buena edad para que se adaptara, que cuando son más mayores es más difícil, y la verdad es que si tengo que volver a dejarla, lo haré. Nos tranquilizó mucho que cuando llamábamos nos contaban cosas que hace mi perra en particular, por lo que sabíamos que nos hablaban de ella (por ejemplo, solo planta una oreja) y no de cualquier otro perro.
Ella los días siguientes de estar en casa estuvo un poco desorientada pero incluso eso nos vino bien, porque no teníamos manera de bajarla del sofá y desde que volvió duerme siempre en su cesta, en la que le llevamos a la resi, así que perfecto.
En fin, el resultado en mi caso, ha sido positivo.